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sábado, 15 de marzo de 2008

GENERALES 2008

De estrategias electorales, votos y votantes en España

El empate técnico de las pasadas elecciones municipales se mantiene en todas las encuestas publicadas en los diferentes medios españoles. La cosa está apretada y las apuestas claras: el PP, en pie de guerra desde hace cuatro años, con el voto en la mano, el odio en el corazón y los oídos sintonizados en la COPE, se presenta a la recta final de la campaña electoral con los deberes hechos. Sus votantes acudirán a las urnas el próximo 9 de Marzo, pero por si esto resultara insuficiente, aprovecha la situación económica que atraviesa el país, con algunos síntomas de recesión causados por el complicado panorama internacional, para sacar un as de la manga a través de su fichaje estrella, Manuel Pizarro, broker de prestigio en los parqués de las más grandes empresas españolas de sueldos millonarios, copa y puro. Posicionarse del lado del débil que sufre en propia piel los avatares de la economía global recuperando el espíritu del milagro del que Aznar fue responsable en su primera legislatura, volviendo a la arena de las propuestas y la lucha política democrática, es la estrategia elegida. Para ello, se han nutrido de un amplio grupo de asesores que tratan, a contrarreloj, de regenerar la imagen de esperpento totalitarista que hábilmente se había ganado la santísima trinidad Rajoy-Acebes-Zaplana de la mano de la cacique Esperanza.

¿Será la metamorfosis de Rajoy, orquestada desde los despachos de Génova, lo suficientemente creíble para los indecisos y votantes letárgicos?, ¿serán suficientes sus camisas sin corbata para limpiar la terrorífica imagen que muchos españoles de él tienen?, separarlo de Acebes y Zaplana, parece, sin duda, un buen primer paso a tal efecto, sin embargo, deberían saber sus asesores que pasarse de la raya no resulta en absoluto convincente. Ese amago de candor misericordioso que se marcó también el pasado Lunes en la despedida del segundo debate cara a cara entre ZP y Rajoy, desde luego, pudo haber servido para todo lo contrario, pues no son pocos los que se preguntan “¿quién es la remilgada niñata de la que Rajoy nos habla?”. En cualquier caso, lo cierto es que para este tipo de transformaciones mercadológicas, profesionales devotos y fervientes tienen, y muchos, en el PP... ya se sabe que en la derecha las niñas de Rajoy saben idiomas, estudian empresariales y marketing, y viajan por el mundo orgullosas de ser españolas. Además, no se debe olvidar que experiencia, en cuanto a metamorfosis a lo Jekyll y Hyde, en el PP hay a punta de pala. Personajes ilustres de la dictadura franquista han sido hasta hace bien poco activos fundamentales del partido. El giro hacia los votantes insatisfechos, descontentos, preocupados por las subidas de las hipotecas y el paro no debería significar un gran qué.

El desconcierto inicial en los estrategas del PSOE, que habían caído en la trampa al situar la economía en primer plano de la campaña con Solbes como número dos de la lista electoral, parece haber remitido en beneficio de una estrategia donde se ha buscado mezclar los sentimientos, la pasión y la tensión de la decisión sobre un dilema calculado milimétricamente: lo que se decide el 9 M es “entre el diálogo y la convivencia o el ordeno y mando; entre la tolerancia con el diferente y la intolerancia; entre maneras de vivir y convivir”. De ahí que el slogan principal de la campaña, escrito sobre fondo negro encima del gesto serio y decidido de ZP, sea “Vota con todas tus fuerzas”, y que, durante su intervención de apertura en el referido cara a cara, así como en su clausura, el presidente se refiriera, sin ambigüedades, a la necesidad del voto para continuar con la política de diálogo y desarrollo de los derechos sociales en contra de el autoritarismo y la crispación que ha promulgado durante toda la legislatura los Rajoy-Acebes-Zaplana and Co.

La clave para el PSOE está en la participación. Si ésta supera 72% dicen las estadísticas que conseguirían una mayoría relativa suficiente para poder formar gobierno. En las pasadas generales la participación fue del 75,6% y se repartieron las fuerzas de la siguiente forma: PSOE 164, PP 148, otros 38. Según las últimas encuestas, la intención de voto para el PSOE se encuentra en un porcentaje muy similar al apoyo cosechado en las generales pasadas pero con un voto mucho menos fiel, donde afecta sobre manera el votante letárgico, aquél que si acude a las urnas votaría por el PSOE pero que no tiene claro si irá. Por su parte, el PP progresa en intención de voto y se sitúa a sólo 3 puntos del PSOE (según las encuestas entre 5 y 3). Los descontentos o preocupados podrían darle los puntos que le faltan al PP, pero más bien pareciera que, según están las cosas, sería en los adormilados en quienes descansarían sendas victorias.

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