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jueves, 22 de mayo de 2008

El giro estratégico del PP

Parece que el Partido Popular ha decidido girar el timón hacia el centro tolerante - liberal que muchos, sino demasiados, abominan en la intimidad y, después de lo de San Gil, también en ámbito público. "¡¿Qué será de España sin una oposición combativa y viril capaz de defender de forma contundente e inequívoca los principios fundamentales de la Nación, Una, Grande y Libre durante estos 4 años más de tiranía social-comunista zetapeísta?!", se cuestiona el sector dominante de la estratégia de acoso y derribo planteada hasta la actualidad por el PP y que, si bien perdiendo las elecciones, ha logrado romper el techo de los diez millones de votos. Un cuestionamiento que, en cualquier caso, no solo bebe de los buenos resultados cosechados en las últimas generales, sino también del patrioterismo de hojalata y la arrogancia pendeciera de la que han hecho gala tantas veces los fieles del General Ansar. Y es que la crispación es lo que tiene, cuando se enciende, es muy dificil de apagar... y ahora las consecuencias también las sufre el vilipundiado Rajoy que busca, un poco sin saber como, orientar el rumbo del partido a posicionamientos estratégicos más moderados que le permitan mejorar los resultados catalanes y vascos en busca del tan ansiado Gobierno que se le escapa nuevamente.

Las cartas ya están echadas. Tras el pronunciamiento de San Gil, las pataletas de Esperanza y los suyos, los abandonos de Zaplana y Acebes, los exabruptos de Losantos y las Omilias del Generalísimo Ansar, el frente patriótico ha quedado completamente retratado y sin capacidad de incidencia real alguna si Rajoy logra, y parece que así es, el apoyo de los territorios fuertes y sus caciques pertinentes, esto es: Camps en Valencia y Gallardón en Madrid. De confirmarse este escenario, la única salida digna para los radicales sería la batalla abierta en el Congreso que se acerca. Esperanza no se ha pronunciado explícitamente sobre la posibilidad de presentar una candidatura alternativa, pero tras la llamada de Rajoy al Ramses, aún sin garantías de éxito podría atreverse a hacerlo. La família del frente patriótico, aparte de los nada despreciables votos de Madrid y las figuras espirituales de Ansar y San Gil, no logra acumular apoyos en la periferia y ya se sabe que cuando uno es oposición, lo que pesan son los territorios y sus caciques. De todas formas esto no ha hecho más que empezar y se esperan tormentas en el futuro próximo pues con la furia de Esperanza con Telemadrid, el Mundo y la Cope de voceros, cualquier cosa es posible. ¿Será capaz Rajoy de calmar a las fieras e imponer el giro a la moderación en el PP?. Argumentos que hablan de la necesidad de ello no le faltan: el PP perdió las últimas elecciones aún subiendo 400.000 votos a lo largo y ancho de España porque el PSOE tomó prestados los votos de los nacionalistas catalanes y vascos para compensar la pérdida de 200.000 votantes sufrida en el resto de la península. Aún así, los radicales entienden que una lectura a la inversa también podría realizarse: el PP logró un resultado histórico fruto de la campaña de movilización y crispación constante orquestada desde la radicalización de la oposición realizada, lo cual, sumado al hecho que los votos del PSOE son, efectivamente, prestados de los nacionalismos de izquierda periféricos y mantenerlos es más bien una ilusión que una posibilidad real, continuar con la misma política es garantía de éxito; máxime en una situación de crisis económica como la actual.


Sea como fuere, lo que es indudable es que el viaje emprendido por Rajoy le está costando caro al PP, pues además de exponerse públicamente a los cuestionamientos, debates y porras populares sobre la situación interna que se vivencia, dañando sensiblemente la imagen de partido fuerte, inflexible y unido, la imposibilidad de realizar una oposición más activa frente a la gestión de la crisis del PSOE, le ha dado alas al Gobierno en forma de tiempo para implementar sin presiones las políticas destinadas reducir los impactos de la crisis económica en la que parece haber entrado España ya de manera notoria.



¿Cuál será el resultado de todo esto? lo que parece más probable en estos momentos es que finalmente Rajoy logre hacerse con el control general del partido, sin dejar de hacer concesiones importantes a los alistados al ala radical. Esto podría traducirse en una nueva etapa caracterizada por una oposición más racional y alejada de la confrontación contestataria de la anterior legislatura. Hasta donde llegará el giro al centro es una incógnita por resolver, pero no deja de ser motivo de celebración la compostura, el alineamiento y el respeto por las formas básicas de comportamiento político en democracia al que parece que se apunta el nuevo PP, como se pudo observar en los actos de repulsa al terrorismo tras el último atentado de ETA.

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