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martes, 27 de noviembre de 2012

Elecciones catalanas: ¿NI pa ti ni pa mi?

Pues no.



Los resultados de las elecciones en Catalunya son clarividentes para quien quiera leerlos. Se reafirma el apoyo al derecho a decidir y el rechazo a las políticas del capital de CIU.

Vayamos por partes:

- La suma de diputados obtenidos por los partidos más o menos soberanistas catalanes (ERC, CUP y CIU) asciende a 74, con más de 1.700.000 votantes, lo que equivale al 47,85% de aquellos que acudieron a las urnas. 

- En el "otro bando", los más o menos nacionalistas españoles, suman 48 diputados con más de 1.200.000 votantes. Un 35%.

Los 500.000 votos de diferencia entre las dos opciones nacionalistas no son moco de pavo. Entre otras cosas porque con 74 diputados, los primeros son Mayoría Absoluta en un Parlamento de 135. Sin embargo, no son esas las cifras más contundentes:

La diferencia entre los nacionalistas catalanes sobre los nacionalistas españolistas pasa de 500.000 a  860.000 votantes, si en lugar de contemplar el eje "Nacionalistas-soberanistas catalanes" Vs. "Nacionalistas españolistas", se contempla el eje "Partidarios del referendo" Vs. "No partidarios del referendo". Un eje, por cierto, al que se le podría sacar mucha más punta. Pues, ¿acaso este eje se podría asimilar al eje "Demócratas" Vs. "No tan demócratas"? -claro que los "no tan demócratas" rápidamente argumentarían que son ellos los demócratas por permanecer dentro de los marcos legales-constitucionales y que más bien son los otros quienes deberían ser catalogados como "no tan demócratas" por situarse en un espacio de reivindicación política de asuntos ilegales, o, más bien alegales. Ahora bien, resulta cuanto menos curioso que la consulta ciudadana, elemento esencial de la democracia representativa de cualquier sistema político democrático, pueda ser catalogada como no democrática de acuerdo con la legalidad vigente que, en teoría, se legitima desde el principio de la democracia misma: que las decisiones se toman atendiendo a las mayorías recogidas en sufragio. Difícil tarea tendrán los estrategas del PSOE para aclarar que su negativa a la práctica del sufragio descansa en no se sabe bien qué tipo de argumentación demócrata. A los del PP hace tiempo que se los conoce y no necesitan justificación alguna. Ellos españolizan legalmente por las buenas, las no tan buenas... o los levantamientos militares, aunque -hasta le fecha- solamente hayan sido amenazas de gente más o menos afín al partido (pues no sería históricamente de recibo endosarles el levantamiento franquista a tan insigne y demócrata partido de los Grandes del Reino de España. ¿O sí? -corramos un estúpido velo).

La cuestión central del "asunto catalán" no se encuentra tanto en la confrontación nacionalista, aunque sea esta la que levante más polvareda, revuelva la bilis de algunos e incite los más oscuros deseos de otros, sino en el debate respecto al derecho a decidir. Y sobre ese derecho a decidir se han pronunciado los catalanes con cristalina claridad: 87 diputados sobre 135 se han manifestado inequívocamente a favor de impulsar la consulta (más de 2.000.000 de votantes). Sólo 48 diputados están en contra... pero... ¿es claro que el PSC se sitúa dentro de los partidos que inequívocamente están en contra de la consulta? asunto de debate interno acalorado y que podría terminar con escisión dentro del partido, e incluso dentro de la cámara. Una cámara con mayoría cualificada de 3/5 en favor a la consulta, y a 3 diputados de los 2/3.

El espectacular trasvase de votos de CIU a ERC da buena cuenta de la "radicalización" del discurso soberanista, y de algo más. Lo primero, y obvio, es que a Mas le salió el tiro por la culata, y el nuevo prócer de la patria no se llamará Artur -aunque, debo reconocer, era un magnífico nombre para un prócer. Lo segundo, es que el trasvase garantiza de algún modo la realización de los movimientos políticos necesarios para desarrollar la consulta. El apoyo de CUP e ICV-EUiA a ésta hará casi imposible que el proceso no llegue a algún lugar (si bien, en efecto, es difícil determinar a dónde). 

Pero además, hay una consecuencia magnífica en los resultados de las elecciones catalanas que sistemáticamente se ha pasado por alto: el rechazo a las políticas de recortes indiscriminados que ha practicado Artur tendrá peso efectivo en el Gobern. Si se repasan las cifras de votantes es válido decir que al menos 1.500.000 de votantes quieren otra política para salir de la crisis. No tengo claro si incluir o no los votos de C's en dicha suma. La virulencia del debate nacionalista ha silenciado el rechazo a las políticas del capital, pero gracias a las cristalizadas posturas respecto a la nación catalana y la soberanía, se hace más que improbable un posible pacto de Gobierno entre CIU y PP. Y esto implica que en Catalunya sea virtualmente imposible mantener las políticas del capital que tanto CIU como el PP han declarado como únicas posibles. ERC, PSC, ICV-EUiA y CUP tienen peso de sobra (63 diputados frente a los 50 de CIU) para forzar cambios sustanciales en las políticas de Gobierno de la Generalitat. Los catalanes están (o estamos) de enhorabuena.

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