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jueves, 9 de octubre de 2008

Prohibida la publicidad...


Gallardón y Ana Botella han presentado la nueva normativa municipal que prohibe repartir octavillas por la calle así como pasearse con carteles publicitarios del tipo que sean. La normativa entrará en vigor en 2009.

Y digo yo: me suena un poco extraño que se haga una normativa municipal que afecta a tan pocas personas directamente. Es decir, si hacemos un cálculo rápido de los empleados que se dedican a repartir octavillas por Madrid y a los encargados de portar los carteles adheridos al cuerpo, podríamos sumar unas 100 personas, ¿a lo sumo? y, si bien, es motivo de satisfacción el hecho de que las Administraciones cumplan con sus deberes, en este caso normativos, con la intención de poner el correspondiente orden legítimo, no deja de rozar en este caso el absurdo la cuestión. Me explico: dice el señor Gallardón que lo hace "por que afecta a la dignidad de las personas el hecho de servir su cuerpo como soporte publicitario" y añade que no es por "una cuestión de estética" (excusatio nos petita...)

Vayamos por partes. Primero, en cuanto a lo que se refiere a la estética, hablaré más adelante, y en cuanto a lo que se refiere a la dignidad de las personas también... pero primero, lo primero: a lo que a mí me recuerda esta situación es a aquella de hace un par de años con la normativa de regulación del tráfico mediante la cual, ni corto ni perezoso, clavó los estupendos parkimétros en zonas donde el tráfico era de lo más fluido, como en el barrio del Pilar. Y me suena a aquello por que recuerdo que la cantinela era que "el ayuntamiento no tiene ningún ánimo recaudatorio" sino que de lo que se trataba era de "solucionar los problemas de tráfico de Madrid"... algo parecido a lo que sucede ahora, que en el nombre de la dignidad humana se prohíbe un tipo de trabajo que a los únicos que perjudica es a las empresas de márketing directo y de publicidad al uso; pues es mucho más barato contratar a una persona para que reparta octavillas de una escuala de inglés, por ejemplo, que acudir a una de estas empresas de servicios integrales de publicidad. ¿Quizás sea pues una medida en defensa de un sector productivo? Así entendería más la postura de Gallardón y de Ana Botella, porque si hablamos de estética, qué quieren que les diga, pero prefiero mil veces ver un cartel de esos de "Compro Oro" que ver en la ropita de marca de la señora botella o Aznar al cocodrilo de turno. Pero cabe otra posibilidad. ¿Será que se han vuelto los señores del PP defensores de la integridad y dignidad del ser humano hasta tal punto que están pensando en refundar las bases del sistema neoliberal para que el Estado vuelva a ser todopoderoso y siente, de una vez por todas, los cánones de lo estético y lo digno?.

¿Se atreverán a prohibir las camisas de cuadros escoceses o aquellas en las que los logos y nombres de las marcas superan en tamaño incluso el soporte en el que se presentan? ¿Que van a hacer los correligionarios con sus camisas de Lacoste o D&G?, ¿se las tendrán que requisar por hacer publicidad en la calle y multar a la empresa por ello?, ¿o es que solo se piensan prohibir los casos en los que el porte de logos publicitarios sean remunerados?, o... ¿quizás sólo serán prohibidos aquellos portes en los que el glamour del anunciante no sea lo suficientemente IN e irrespete esos nuevos cánones de estética fashion por los que parece que están tan preocupados en el consistorio madrileño?

¿Qué mosca les habrá picado?

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