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sábado, 23 de agosto de 2008

De cuando de poder se trata...

Cuando uno dice que la información es poder debería especificar acto seguido a qué tipo de poder se refiere y porqué a ese y no a otro. En el caso que aquí ocupa, al hilo de la noticia aparecida en EL PAÍS sobre la renovación de los periódicos (al parecer obligada dada la sustacial pérdida de ingresos por publicidad y el cambio de los hábitos de los lectores) hablo de poder político, ideológico y social que la información, a través de su concienzuda gestión, es capaz de producir.

Así pues, cuando se habla de la transformación de un medio de información concreto, como podría ser un periódico, pero no se habla de ningún cambio en la forma de la producción de la información, lo que se plantea a fin de cuentas no es más que una mera limpieza de cutis, una renovación de la pintura exterior de un edificio gris, sombrío, pétro y eterno (como esos bloques de viviendas soviéticos del extrarradio), y nada más que eso.

Los motivos por lo que ello así sucede son muchos y variados, pero dentro de todos ellos, cual esencia platónica, se encuentra siempre la cuestión de la pérdida del control de ese poder político, ideológico, social y también económico que significa la información. Sucede que perder la capacidad para decidir sobre lo que es noticia y lo que no lo es, así como la capacidad para poder establecer el porqué es algo noticia o el porqué no lo es, y el cómo es esa noticia y lo que hay detrás de la misma, no es plato de buen gusto para ningún grupo informativo; por ello, cuando se habla de renovaciones en las publicaciones nunca se habla de una verdadera participación en la confección y gestión de la información (
véase respecto de los conceptos de participación la entrada titulada Desarrollo y Participación), ni se miran realmente con buenos ojos las aportaciones de las redes de información alternativas que significa el mundo de la bloggosfera, pues estas preocupan y mucho.

Me explico, a los grupos informativos les da relativamente igual afrontar una transfomración hacia lo virtual desde el papel, y también la cuestión del estilo o la maquetación de una publicación específica, incluso en algunos casos extremos, la calidad de los escritos, escritores y temas sobre los que estos escriben (por cierto, ¿alquien más se ha dado cuenta de que Maruja Torres no es capaz de escribir un artículo sin mencionar el Líbano?). Lo que a los grupos informativos les ocupa (y preocupa) en estos momentos es que las redes alternativas de información sean precisamente eso, redes alternativas de información, ajenas a cualquier tipo de control, capaces de producir poder social, ideológico y político al margen de ellos mismos, pues esto implica el surgimiento de una nueva competencia muy diferente a la competencia tradicional. Ahora los sujetos, interconectados entre sí, son capaces de "robar" pequeñísimas parcelas de creación de poder a los medios clásicos, y es por eso que son precisamente los periódicos, los que buscan monopolizar el sector de la información y el análisis escrito (sea en papel, sea virtualmente) incluso en competencia con los blogs (asociándolos, al periódico, haciéndo al lector partícipe con sus comentarios) en busca del terreno cedido. Pues igual que cuando una empresa pierde el control del mercado sobre un grupo target, intenta recuperarlo a toda costa, cuando un grupo informativo pierde el control sobre la gestión y producción de las noticias se pone a funcionar a toda marcha para recuperarlo; es por ello que el paso a lo digital está siendo tan rápido, certero y contundente (más de muchos periodistas tienen los días contados).

Desafortunadamente, como era previsible, de gestión y producción participativas de la noticia, nada de nada.

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