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sábado, 16 de mayo de 2009

A vueltas con la inmigración

Cada vez que se encuentran artículos relacionados con la cuestión de la inmigración en los medios españoles mayoritarios, Varietalis, se hace eco por su especial sensibilidad con estos temas. En este caso, se trata de un artículo aparecido en El País, donde se pone de manifiesto la brecha existente entre población autóctona y población extranjera, los problemas que ello conlleva, la escasez de debate político entorno a este fenómeno y el agotamiento de los modelos tradicionales de gestión de la inmigración; y es que, en efecto, la clave está aquí: ¿Cómo construir sociedad en paz si ésta se encuentra segmentada en grupos nacionales/culturales que determinan a su vez la relación de estos sujetos con el mercado laboral, la geografía e incluso los derechos (situación de regularidad o no)?


Como se comentó en anteriores publicaciones, el proceso de construcción de un marco pacífico en las sociedades occidentales, obedece, fundamentalmente al reconocimiento y la aplicación práctica de una serie de derechos y protecciones sociales, políticos y económicos de todos y cada uno de los ciudadanos del país, independientemente de su poder, influencia e ideología. Dicho de otro modo, los resultados del proceso de reivindicación de derechos (y amparos) colectivos e individuales han sido capaces de generar paz, sólo en el momento en el que comenzaron a producir compatibilizaciones concretas creando un nuevo sistema político, con sus estructuras y formas administrativas correspondientes. ¿Cómo no catalogar de potencial bomba de relojería la situación actual?, ¿cómo hablar de estabilidad, si dentro del seno del Estado en cuestión continúan sistemáticamente existiendo grupos de individuos desprovistos de derechos o segmentados en un tipo de espacios geográficos abandonados administrativamente o "forzados" a realizar toda una serie de empleos no cualificados ni excesivamente bien regulados a efectos legales (pagos por debajo del salario mínimo, horas extra gratuitas, etc.)?, además, ¿acaso los estados receptores no pierden una inmensa riqueza si los inmigrantes abandonan sus especialidades y sus características profesionales para fregar suelos (aún con toda la dignidad de esta profesión)?, ¿por qué la cosa pública no considera un privilegio impagable el hecho de haber ejercido labores profesionales en otros estados tal cual preguntan en las entrevistas de los altos ejecutivos?, ¿no sería mejor reconocer esas cualidades especiales que el inmigrante en su rol de trabajador posee y revertirlas en beneficio de su nueva comunidad?.

Sucede que pocos arriesgan. Los partidos políticos de centro y de izquierda por miedo a perder más votos que a ganarlos, el PP por razones obvias: prefieren una inmigración poco regulada para beneficio de las empresas y se deben a sus votantes poco amables con los inmigrantes. En cuanto a las políticas emprendidas por los Ayuntamientos, estos sólo apuestan por modelos alternativos de gestión de la inmigración cuando las cosas se ponen excesivamente feas. No existe valoración positiva de la riqueza social que potencialmente encierra la inmigración. Los modelos utilizados son siempre de suma negativa: el multiculturalismo (secciona a la sociedad y no permite el intercambio), y el asimilacionismo (suplanta la cultura originaria por la autóctona). Siempre hay pérdida.

¿No hay alternativa?. Sí, el modelo de convivencia en la diversidad propone una integración de suma positiva, donde la cultura de origen no es exterminada, sino aprovechada para la construcción de una nueva sociedad plural donde todos los sujetos y sus redes interactuan en pie de igualdad, intercambiando saberes, dolores, placeres, cultura; creando nuevos pegamentos sociales, nuevos marcos normativos, nuevos conocimientos... una nueva cultura diferente a la autóctona y diferente a la originaria. La cuestión ahora es: ¿están las sociedades españolas preparadas para dar ese paso?

1 comentario:

Elvira C. Muslera Canclini dijo...

Me parece genial la propuesta de interculturalidad, lo difícil es hacerlo y sobretodo en momentos de crisis, o al menos así parece. Pero como vos creo que es en los espacios locales, en grupos pequeños que son los que mas fácilmente pueden vivir estos cambios. Besos, mamá